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AMIA – Nisma – Memoria Activa
Impactantes revelaciones en los testimonios de Adriana Reisfeld y Diana Malamud

Por Juan José Salinas
Confirmado: Nisman sabía perfectamente del pago a Telleldín para desviar las investigaciones y traicionó a sus compañeros Mullen y Barbaccia. La autopsia de Andrés Malamud, marido de Diana, no se correspondía con su cadáver y su supuesta firma en el remito del volquete puesto en la puerta de la AMIA fue falsificada. La mentirosa ‘Historia Oficial’ fue pergeñada con el concurso protagónico del periodista Daniel Santoro, de Clarín. Hubo un ‘código Galeano’ de ocultamiento de evidencias y ‘legajos secretos’ que se ocultaban y se ocultan a las partes. Al entonces prosecretario de la DAIA, Jorge Brotsztein, le decían “el comisario” por sus vínculos con la Federal.

Adriana Reisfeld, presidente de Memoria Activa, confirmó que Alberto Nisman estaba perfectamente al tanto del pago de 400 mil pesos/dólares a Carlos Alberto Telleldín para que acusara falsamente al comisario Juan José Ribelli y a otros policías bonaerenses de haber sido los últimos poseedores de la Trafic supuestamente utilizada para demoler la AMIA. Y que traicionó a sus compañeros Eamon Mullen y José Barbaccia al impulsar la declaración de los agentes de la SIDE que certificarían aquel pago y la participación de aquellos, hundiéndolos en el fango en el que ahora se encuentran. Lo que equivale a decir que, de estar vivo, Nisman debería estar siendo juzgado junto Mullen y Barbaccia, a los que dejó en la estacada fingiendo ignorancia de esa maniobra clave (pergeñada por Carlos Vladimiro Corach, quien por ahora tampoco está siendo juzgado). Reisfeld narró como su marido discutió acremente con Nisman cuando éste admitió estar al tanto del pago. No fue esta la única revelación que surgió de las declaraciones de Reisfeld y de Diana Wassner de Malamud, pero acaso sí la principal teniendo en cuenta el denodado esfuerzo que realizan tantos hipócritas para presentar poco menos que como un héroe cívico a quien no era más que un delincuente polimorfo al servicio de potencias extranjeras.
Al grano: Declararon en el juicio por el encubrimiento (de los asesinos) en el Caso AMIA, Diana Wassner de Malamud y Adriana Reisfeld. Según la crónica de Página 12, Diana Malamud denunció que “la no investigación” fue tan desastrosa que “hasta la autopsia de mi marido estaba mal hecha”, y recordó que Rubén Beraja le pidió que “no denunciara” ese hecho porque “si no iban a tener que exhumar todos los cuerpos”.
Dijo también Diana que Memoria Activa surgió porque “no queríamos que con la AMIA sucediera lo que ya había pasado con la embajada de Israel dos años antes”. Y a su turno Adriana Reisfeld explicó que “Veíamos que nadie reclamaba por los muertos de la embajada y no queríamos que pasara lo mismo con los de la AMIA”.
Diana dijo que lo que hubo fue “una no investigación, una Historia Oficial contada por (el periodista de Clarín Daniel) Santoro en los diarios. Había un ‘código Galeano’. Y a nosotros no nos decían nada”. Fue magnánima en no mencionar a otros muchos periodistas que secundaron o empardaron a Santoro en erigir un castillo de mentiras como, por dar sólo dos ejemplos, Hernán Cappiello en La Nación yRoman Lejtman en Página 12.
Diana también denunció que tardaron mucho en enterarse de que “existían legajos secretos de Galeano” que les eran escatimados y escamoteados a sus abogados. “Ellos –dijo en referencia a los dirigentes de la comunidad judía– sabían. Nosotros no”.
Uno de esos dossiers secretos, y no el más pequeño, lleva mi nombre, Juan Salinas.
De las declaraciones de Diana también surge con nitidez el papel retardatario y desviador de las investigaciones (hacia la falsa pista de los policías bonaerenses) que cumplió y acaso siga cumpliendo el abogado Pablo Jacoby.
Por último, aunque no menos importante, queda el misterio (si alguien puede evacuarlo por favor que lo haga) de por qué la fiscal Sabrina Namer insistió en obtener precisiones acerca de quién era, qué rol cumplía y qué vínculo tenía con la Policía el ex prosecretario de la DAIA Jorge Brotsztein, a quienes las testigos, según la crónica de Claudio Goldman, identificaron como “el comisario”.
No es un tema menor luego de que los periodistas Miriam Lewin y Horacio Lutzky revelaran que cuando se cometieron ambos atentados, la Policía Federal tenía infiltrado en la dirigencia judía a un agente, José (Iosi) Pérez, que incluso proveyó los planos de la AMIA a sus superiores y que terminó convencido de que estos estuvieron involucrados en el ataque.
Con Tiempo Argentino cerrado por el ex tesorero de la AMIA (que no quería pagar investigaciones), Sergio Szpolski, ya casi no hay registros de los avatares del juicio.
Por suerte, las audiencias son minuciosamente cubiertas por Claudio Goldman, en nombre de una agencia (hasta el día de hoy desconocida para mi) llamada Emet, que -me desasna Daniel Schnitman, director de La Voz Judía en el acto de enviarme el texto-, en hebreo quiere decir “verdad”.
Lamentablemente el cronista, al igual que las declarantes, no terminan de poner en tela de juicio lo que es la piedra basal del encubrimiento: la supuesta existencia de camionetas-bomba y choferes suicidas. Hasta el punto de subrayar en los títulos los desafortunados dichos de Adriana Reisfeld acerca de que los juzgados por encubrimiento (Beraja, Telleldín, Menem, Palacios, etc.) serían la “conexión local” del atentado, cuando en verdad habría que hablar de “conexión internacional”, ya que los autores de los bombazos fueron a todas luces mercenarios argentinos que aprovecharon que ambos edificios, tanto el de la Embajada de Israel como el de la AMIA, estaban de refacciones, para demolerlos con gente adentro aunque, curiosamente, sin que estuviera en ellos ningún diplomático o dirigente de la DAIA, AMIA u OSA.
El mismo jueves en el que declararon Diana Malamud y Adriana Reisfeld, se hizo el tradicional acto (a esta altura, una farsa) en recordación de los muertos de la Embajada de Israel. Sin embargo, siempre puede haber algo que rompa con lo previsto, y esta vez lo fue el discurso del familiar escogido,Maximiliano Lancieri, hijo de Miguel Angel Lancieri Lomazzi, quien murió luego de haber llegado al lugar en una camioneta Dahiatsu transportando un aire acondicionado que él y un compañero debían colocar en un edificio vecino. Maximiliano Lancieri dijo que “lo único que mantiene vivo el recuerdo es la fuerza de los familiares, amigos y allegados que año tras año luchan por mantener viva la memoria de quienes nos han sido brutalmente arrancados de nuestras vidas” y pidió que “No indaguemos en ninguna pista internacional, (porque) no creo que nadie pudiera organizar ese atroz atentado sin ayuda local”, es decir, expresó su convencimiento de que los asesinos están entre nosotros.
De la declaración de Diana Malamud lo que más me llamó la atención fue que dijo que la autopsia de su marido, Andrés Malamud, fue totalmente trucha, y que el reo Rubén Beraja le pidiera encarecidamente que no lo divulgara, acaso, pienso, porque podrían encontrarse otras muchas autopsias falseadas, comenzando por la de Tito Díaz, el portero del edificio de enfrente a la AMIA, cuyo cadáver fue ingresado a la morgue como el de una mujer y reapareció con un amortiguador incrustado debajo de un sobaco.
También resultó fuerte su admisión de que el remito del volquete dejado frente a la puerta de la AMIA escasos minutos antes de su voladura por el misionero Juan Alberto López, de la empresa Santa Rita, remito supuestamente recibido y firmado por su marido, tenía un garabato que no tenía nada que ver con el “gancho” habitual del finado, algo que quien escribe había afirmado hace dos décadas y publicado en suAMIA. El Atentado. Quienes son los autores y por qué no están presos (Planeta, 1997).
Diana Malamud confirmó que los dirigentes de “la cole” daban por bueno que el taxi boy brasileño Wilson Dos Santos había avisado 15 días antes la cónsul argentina en Milán que se preparaba un ataque contra uno de los principales edificios judíos de Buenos Aires por lo que el atentado bien podría haber sido previsto y evitado. Al parecer no dijo que también los consulados israelíes en Milán y San Pablo habían sido advertidos. Al menos no figura en la crónica de Goldman.
Lo de los cuerpos secretos de la causa AMIA clama al cielo. ¡Deben ser desclasificados de inmediato!



Marzo / Abril - Adar II / Nisan 5776
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